Mujer cliché

Atreverse a escribir, bailar, actuar o a cualquier otra manifestación artística, cuando no es algo para lo que uno se formó (o del mismo modo y en el sentido contrario), en un tiempo en el que aprendemos de la manera más desarticulada posible una ciencias/disciplinas y otra, y sobre todo las exactas vs. las humanas, tiene que ser algo así como salir del clóset. Estoy a punto de crear una respuesta predeterminada para cuando me preguntan por qué Filología Hispánica, si tengo una formación ingenieril, además ¡Sistemas!, la más aburrida de las ingenierías según un amigo mío (¡no yo!); la cara de desconcierto que suele acompañar la pregunta casi me lleva al desconcierto mio mismo. También hay que decir que eso de salir del clóset es más para nosotros, los que no tenemos un talento evidente y arrollador, sino que se nos llegó el turno de atender a un fulano interior que anda exigiendo lo que se le prometió. 

Muchas veces termino confirmando que cosas que me pasan, cosas que siento, no son de mi exclusividad, que a pesar de que me noto tan "sola" en mis cuestiones y líos mentales, parece que no soy la única. ¿Les ha pasado?. Yo sostengo algo así como un cuerpo de tamaño del mío sobre mi cabeza, acumulando preguntas y posibles respuestas con sus posibles caminos y sus posibles combinaciones. Una de ellas es si soy muy existencial. Hoy leía sobre los equinoccios, los solsticios, las órbitas y como una cosa lleva a la otra, terminé en el cometa Halley. Se me hizo un nudo en el vientre descubrir que la última vez que pasó por aquí fue el año en que yo nací, y que no sé si a mis setenta y cinco que vuelva, estaré acá y en caso de estarlo si me sostendré lúcida y enérgica para salir a recibirle desde una hipotética terraza de mi hipotético lugar futuro. Me sentí minúscula. No me opuse a unas cuantas lágrimas. Y entonces por ejemplo esa pregunta del existencialismo que es solo una, me llevó a muchas posibles otras preguntas: ¿está bien ser existencialista? ¿está mal? ¿cómo debería vivirlo? ¿hasta qué punto permitírmelo? ¿quienes hablan de existencialismo? ¿sirve para algo? ¿debería servir?.

Y entonces como una sola llega la respuesta que más me gusta y es que para eso sale uno del closet, del que sea donde esté o donde haya estado, para eso salgo yo: para preguntarme hasta el cansancio si quiero, para no obligarme las respuestas o para responderme si es el caso, para contrapreguntarme, para poner en palabras escritas lo que me cuesta tanto en las habladas, para no pagar peajes ni pedir permisos, para honrar el momento histórico en el que nací, el momento de las libertades, para escribir. Escribirle a la anciana que de pie a sus setenta y cinco años observa cómo con el cometa no solo vuelven el hielo y el polvo estelar, sino también sus días y su vida, cómo rodean el sol, alcanzan su mejor momento para al fin irse y apagarse para siempre, no como el eterno cometa que regresará y le asistirá convertida en poco más que un nombre en un árbol genealógico.

Me limpio las pocas lágrimas, vuelvo al informe que debo entregar para antier, como todo, para antier y le hallo la palabra, le acepto con todo el gusto de lo que me llega así después de haberle observado y sentido tanto, soy una mujer cliché.






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