Oclusiva

Acá las piñas no saben a piña sino a ananas.

No cortan el aire para estallar después en los labios,

en los dientes y en la lengua,

como un beso.

Están desprovistas de la enjundia romance. 

No traen el sol ni la lluvia. 

Son, irremediablemente, ananas.

Como una meditación.

Como una patria sin montañas.

Comentarios

Entradas populares